Helsinki

Aquí recién bajados del barco y tempranito tomamos el primer café caliente finlandés !



Vista desde las alturas. Orillitas todavía congeladas.



Museo del Diseño.




Callecitas y colores. Centro comercial.






Catedral Luterana de Helsinki. Plaza del Senado.



Museo Municipal.




Catedral Ortodoxa de Uspenski. Estación ferrocarril Helsinski.




Finlandia, Abril 09.
Hoy vuelvo sobre aquellos momentos.
Mi hijo Luis y yo a solas. A solas y en las calles de Helsinki.
Con gran alegría y avidez emprendimos nuestra aventura por conocer esta ciudad en un breve tiempo y aspirar algo de su ritmo y cultura.
Nos cruzamos desde Estocolmo por el Báltico de aguas heladas y de azules profundos, y llegamos al puerto en un día completo para caminar y sentir este lejano lugar junto al Golfo de Finlandia.
En un soplo. O en un aire gélido, nos encontramos en una ciudad encantadora, con algo nevado y muchíiiiiiisimo frío.
Un lugar increíble e inesperado en mi camino.
Una arquitectura más fuerte y dura que la diferencia a Estocolmo.
Descubrir callecitas y encontrar curiosidades.
Frente a la blancura de sus nieves, Helsinki luce su orgullosa impronta.
En sus vidrieras, el gran diseño finlandés se distingue como arte, como así también exalta la fuerza de sus colores y su calidez en objetos, vidrios, telas, cajas, muebles...
Una ciudad con personalidad que volvería para seguir descubriendo.
Muchas cosas y cosas conversadas.
Un encuentro de madre e hijo.
Un recuerdo de risas y risas.